Wednesday, February 17, 2010

PR Federal District Judge Gustavo Gelpi Speech at Presidential Statues Inauguration


MENSAJE DEL ORADOR INVITADOJUEZ FEDERAL GUSTAVO A. GELPÍ EN LA CEREMONIA OFICIAL DEL SENADO DE PUERTO RICOEN OCASIÓN DEL DIA DE LOS PRESIDENTESFEBRERO 15, 2010

Muy buenos días a todos. Para mí es un placer comparecer en estaactividad del Senado en ocasión del Día de los Presidentes. Hoy, el tercerlunes del mes de febrero, tanto el gobierno federal como el de Puerto Ricoconmemoran el natalicio de Jorge Washington, el primer Presidente de losEstados Unidos. Originalmente este día se conocía como el día de JorgeWashington, pero en los 1980s se le comenzó a denominar Día de losPresidentes para así también conmemorar el natalicio de Abraham Lincolnque cae en febrero 12.En el estado de Massachusetts históricamente el gobernador en el díade hoy emite una proclama en honor a los cuatro Presidentes queprovinieron de dicho estado (John Adams, John Quincy Adams, CalvinCoolidge y John F. Kennedy). Es apropiado que hoy aquí se lleve a caboalgo similar, y a su vez original, que es el develar en este histórico Capitoliobustos de los siete Presidentes incumbentes quienes visitaron nuestra isla:Theodore Roosevelt, Herbert Hoover, Franklin D. Roosevelt, Harry Truman,Dwight D. Eisenhower, John F. Kennedy y Gerald Ford.

El Presidente Theodore Roosevelt visitó nuestra isla el 11 dediciembre de 1906, con el propósito de conocer a los puertorriqueños, suscondiciones sociales y económicas, y su flora y fauna. Este compareció a una sesión especial ante nuestra Asamblea Legislativa, donde abogó por la ciudadanía Americana para los puertorriqueños, la cual nos llegaría once años más tarde. Además, este presidente declaró al Yunque como “La Reserva Forestal de Luquillo”.

El Presidente Hoover visitó la isla el 24 de marzo de 1931 y tambiéncompareció ante una sesión especial de la Legislatura. Allí elogió el gransentido de colaboración entre la isla y los Estados Unidos durante la PrimeraGuerra Mundial, en la cual sobre 18,000 soldados puertorriqueñosparticiparon. Señaló además que:

Nuestra Nación se enorgullece del progreso llevadoa cabo por el pueblo de Puerto Rico. Investida conlibertad, gobierno propio y oportunidad individual através de los esfuerzos de sus ciudadanos y lacooperación de los Estados Unidos ha en una solageneración emergido del estancamiento a un altolugar en la marcha del progreso.El Presidente Franklin Roosevelt visitó la isla entre julio 6 y 7 de1934. Llegó en barco a Mayagüez, y luego viajó en automóvil a San Juan,parando en Ponce y en los Baños de Coamo. Desde Fortaleza se comunicócon los puertorriqueños a través de un mensaje radial. Un año más tardecreó la Administración para la Reconstrucción de Puerto Rico con el fin deestimular el sector agrícola, generar obras de infraestructura pública ypropiciar la electrificación de la isla. Años más tarde, el 9 de marzo de1943, Roosevelt recomendó al Congreso enmendar la Ley Orgánica dePuerto Rico para que el Pueblo de Puerto Rico pudiese elegir su propiogobernador—algo que se hizo realidad en 1948, cuando el pueblo eligió aDon Luis Muñoz Marín.El Presidente Truman visitó la isla el 21 de febrero de 1948. Fue elprimer Presidente en llegar en avión, el cual aterrizó en el aeropuerto de IslaGrande. Al desabordar dirigió un mensaje a unas 4,000 personas que lofueron a recibir. Lo acompañó el Gobernador Jesús T. Piñero, a quien elPresidente había nombrado en 1946, éste siendo el primer Gobernadorpuertorriqueño (aunque no electo). En su discurso, el Presidente Trumancomentó que:

Lenguajes diferentes y trasfondos culturales distintosno son un obstáculo para la unidad democrática.Tales diferencias pueden proveer la base para unamás rica y fuerte democracia. . . Tanto en PuertoRico y en el continente, nosotros los Americanosestamos buscando y encontrando la solución a[nuestros] problemas en la manera democráticaAmericana—mediante valor, imaginación ycooperación.

Durante su visita, el Presidente Truman visitó el Fanguito y luego tomó laCarretera Número Dos hacia Bayamón, donde visitó el Hospital de Distrito.Luego fue al Hotel Jagüeyes en Aguas Buenas en donde almorzó antes deregresar a San Juan. Cabe señalar que unos años después de su visita, enenero 28 de 1952, el Presidente Truman nombró al abogado puertorriqueño,Clemente Ruiz Nazario, como el primer juez puertorriqueño para el TribunalFederal en Puerto Rico.

El Presidente Eisenhower visitó la isla el 4 de marzo de 1960. Viajóa Dorado a dirigirse en una reunión de la Asamblea Americana dondecompartió con el Gobernador Muñoz Marín. Bajo este Presidente seconvirtió en ley el Federal-Aid Highway Act de 1956, bajo el cual todos los Estados y territorios recibieron fondos federales para mejorar las vías detránsito y así hacer la transportación de personas y carga más veloz yeficiente.

El Presidente Kennedy visitó a Puerto Rico el 15 de noviembre de1961. Este campeón de los derechos civiles trabajó junto al GobernadorMuñoz Marín en el desarrollo del Estado Libre Asociado. También contócon el apoyo de Muñoz Marín en su Alianza de Progreso para Sur América,bajo la cual se envió ayuda económica a varios países en la región y seabogó por los derechos humanos de sus ciudadanos.

Finalmente, el Presidente Ford visitó la isla el 26 de junio de 1976,donde participó en la Conferencia de la Cima Internacional. Allí comentó:Señor Gobernador, esta es mi primera visita comoPresidente a Puerto Rico. Es un momento adecuadopara reflexionar sobre la rica y larga historia decooperación y participación que esta isla y su gentecomparten con los Estados Unidos . . .

Existen algunos, sin embargo, quienes buscandistorsionar los hechos, y confundir a otros sobrenuestra relación con Puerto Rico. El récord es claro;el récord está abierto. Estamos orgullosos de larelación que hemos desarrollado juntos, e invitamosal mundo a examinarlo . . .

Aquellos quienes pueden inclinarse a interferir ennuestras libremente determinadas relaciones, debensaber que tal acto será considerado una intervenciónen los asuntos domésticos de Puerto Rico y EstadosUnidos. Será un acto no amigable el cual se resistirápor las vías necesarias.El Artículo II de la Constitución de los Estados Unidos crea el cargode Presidente. El Presidente, también conocido como el “PrimerMandatario” es la cara de la nación. Es quien pone en vigor la políticapública nacional, o sea, ejecuta las leyes de los Estados Unidos. Porejemplo, las iniciativas nacionales sobre combatir el crimen, la inmigración,el medio ambiente, y el exterior, entre otras, las inicia y lleva a cabo elPresidente.

Bajo sus poderes constitucionales, el Presidente es quien nombra, conel consentimiento del Senado, a todos los jefes de agencia que lo asisten enejecutar su política pública, al igual que a los embajadores y juecesfederales. Además, es quien firma tratados internacionales, para luego serratificados por el Senado. Finalmente, el Presidente es el comandante y jefede todas las Fuerzas Armadas de la Nación.Nuestro diario vivir es impactado por numerosas e importantísimasdecisiones que toma el Presidente de los Estados Unidos.


Sin embargo,históricamente los puertorriqueños nunca hemos gozado del votopresidencial mientras residamos en la isla.

Los puertorriqueños sí participamos desde 1980 en el importantísimoproceso de primarias presidenciales, para el cual la designación y uso defondos públicos ha sido avalado por el Tribunal Supremo de Puerto Rico.En el 2008 la isla vivió un momento histórico cuando los Senadores HillaryClinton y Barrack Obama se enfrentaron en primaria para la candidatura ala presidencia del Partido Demócrata. Ambos vinieron a la isla para hacercampaña, la cual fue cubierta por los medios noticiosos a través de losEstados Unidos. El voto de los puertorriqueños quienes participaron endicha primaria ciertamente tuvo impacto nacional.

Retomando el tema del voto presidencial en Puerto Rico, el mismo hasido objeto de discusión y debate en múltiples foros gubernamentales, tantoa nivel federal como local. El 6 de abril de 1960 el Gobernador Luis MuñozMarín, en una comparecencia ante el Congreso federal favoreció se leextendiese el voto presidencial a los puertorriqueños, ya que en esemomento se contemplaba extenderlo a los residentes del Distrito deColumbia. En aquel entonces, señaló Muñoz que: “esto resolvería uno delos problemas sin resolver en los Estados Unidos y es el problema de notener ciudadanos americanos en ninguna parte bajo la bandera Americanaexcluidos de votar para Presidente de los Estados Unidos”.Una década más tarde el Comité Ad Hoc, nombrado por el PresidenteRichard Nixon y el Gobernador Luis A. Ferré para estudiar la concesión delvoto presidencial a los residentes de la isla, recomendó en su informe de 18de agosto de 1971 el extender dicho derecho.

En el 1974, durante los 1990s y en el 2004, se llevaron ante variostribunales federales, como cuestión de derechos civiles y constitucionales,casos en los cuales se buscaba por vía judicial el voto presidencial para lospuertorriqueños en la isla. Los casos fueron presentados dada la inacción delCongreso Federal a resolver este asunto. En dichos litigios, aunque concierta renuencia por parte de algunos jueces, consistentemente se determinóque el voto presidencial no es posible salvo enmienda constitucional o quePuerto Rico se convirtiese en estado de la Unión.


Un número significante de estos juristas en sus dictámenes, no obstante, comentaronenergéticamente sobre dicho paradigma. Por ejemplo, en 1974 el Juez deDistrito Federal visitante, Luther W. Youndahl, señaló: “Este Tribunalprofundamente comparte las expresiones [del Comité Ad Hoc de 1970 -1971] y opina que es inexcusable que todavía existe un número sustancialde ciudadanos de Estados Unidos que no pueden legalmente votar por elPresidente [ ] de Estados Unidos.” La Juez del Distrito Sur de Nueva York,Shira Sheindlin en el 2000 comentó:

Igual que aquellos ciudadanos de Estados Unidosresidiendo en el Distrito de Columbia y en loscincuenta estados, aquellos quienes residen enPuerto Rico han llevado a cabo el llamado más altode su ciudadanía, luchando y muriendo en loscampos de batalla en dos guerras mundiales, y lasguerras de Korea, Vietnam y el Golfo. Aún así, apesar de pagar por su ciudadanía con sangre, losciudadanos americanos en Puerto Rico no hanentrado a la caja de votos presidencial. Esinconcebible a nuestro orden constitucionalpretender que el gobierno ponga a nuestros hijos ehijas en la línea de peligro y no reconocer el poderde estos individuos a tener voz en elegir quien tomaesa decisión.El Juez Presidente del Tribunal de Apelaciones para el SegundoCircuito, John Walker, igualmente expresó en el 2001: “Comparto con micolega la preocupación que a ciudadanos de Estados Unidos residiendo enlos territorios no se les da una voz con significado [en elegir a supresidente].” A su vez, otro Juez del Segundo Circuito, Pierre Leval,observó que la exclusión de los puertorriqueños en la elección delPresidente crea serios “problemas de justicia, resentimiento y reputaciónmenoscabada ante la comunidad de naciones”. Este Juez fue más allá alsugerir que el Congreso de los Estados Unidos, para solucionar estainequidad, podría requerir a los Estados a que porcentualmente aceptencomo suyos votos presidenciales emitidos por los residentes de Puerto Rico.El Juez Howard del Primer Circuito señaló en 2005 que “dichainhabilidad [de votar por el presidente] es antiética a nuestra fundación devalores democráticos”. Y su colega, el Juez Torruella, quien ha llegado aopinar que los puertorriqueños sí tienen el derecho al voto presidencial,señaló:

Es particularmente repugnante en este momento ennuestra historia, cuando tratamos de convencer a loshabitantes de lugares lejanos del mundo del procesodemocrático y la validez de su expresión mediante elvoto. Es sumamente irónico que cerca de 3,500ciudadanos Americanos de Puerto Rico apoyandichas metas mediante su presencia en Iraq yAfghanistan como miembros de nuestras FuerzasArmadas, a la vez que a ellos mismos se les deniegaestos derechos, en particular el elegir a suComandante en Jefe.

. . . Y lejos de ser un asunto de interés local para losciudadanos americanos en Puerto Rico solamente, lainequidad a la que se somete a estos ciudadanos esuna lesión para todo americano, porque tanseguramente como la situación actual causa dañoirreparable a los ciudadanos americanos que residenen Puerto Rico, denigra igual de profundamente a laNación completa y a la Constitución.

Aunque en Puerto Rico, al día de hoy, existen y se respetan diversasideologías políticas y opiniones sobre el voto presidencial, lo que acabo deresaltar evidencia, sin duda, la importancia que ha cobrado en el sistemafederal de gobierno la figura del Presidente, en particular desde laperspectiva de los derechos civiles de todos los ciudadanos americanos.Como estamos aquí para celebrar los cumpleaños de Washington yLincoln, entiendo apropiado acabar este mensaje con unas anécdotas deambos Presidentes, las cuales nos muestran su enorme impacto en la vida detodos los ciudadanos americanos, aún más de doscientos y ciento cincuentaaños de sus respectivas muertes.En su discurso inaugural el 30 de abril de 1789, el PresidenteWashington declaró:

Ningún pueblo puede estar más atado a reconocer laMano Invisible que el pueblo de los Estados Unidos.Cada paso mediante el cual el Pueblo ha avanzadohacia el carácter de una nación independiente, parecehaber sido distinguido por un regalo de la divinaprovidencia.

En el caso de Washington mismo, la intervención divina no puede habersido más cierta. A sus 19 años, durante su único viaje fuera del continenteamericano, contrajo viruela en Barbados en el año 1751. A pesar de sugravedad, que duró un mes, su recuperación lo inmunizó contra esta seriaenfermedad, lo cual lo beneficiaría en el futuro. Durante la Guerra de laIndependencia, la viruela tomó la vida de miles de soldados americanos.Washington, quien era el General de las tropas Americanas, sin embargo, nose vio afectado. Así pudo estar al mando en todo momento, y más aún,constantemente visitar a sus tropas con frecuencia para motivar a lossoldados.Como capitán en el ejército inglés durante la Guerra entre Inglaterray Francia, durante una batalla en Pittsburgh en el año 1754, murieron todoslos soldados ingleses y americanos, salvo Washington, quien entonces eraun joven de 23 años.

Durante la Guerra de la Independencia, la noche del 25 de diciembrede 1776, se congeló el Río Delaware como consecuencia de senda tormenta.Esto llevó a las tropas enemigas a bajar su guardia, lo cual Washingtonaprovechó. Llevó a cabo su famoso cruce del Río Delaware junto a sustropas, para luego ganar la batalla de Trenton, que marcó el momentodecisivo en la Guerra para los Americanos.Una vez acabó la guerra, Washington entregó su comisión militar y asíse retiró. No obstante, el pueblo Americano en señal de aprecio, quería queWashington se convirtiese en el Rey de la nueva nación. Este, tajantementey con humildad, rechazó tal idea, pues entendía que la Nación Americanaera producto de la desconfianza del Pueblo Americano hacia los gobiernosmonárquicos. Sin embargo, una vez los Estados ratificaron la Constituciónde los Estados Unidos, Washington fue llamado a ser el Primer Presidentede la Nación. Este humildemente acordó salir del retiro y fue nominado ala presidencia sin oposición alguna.

En 1796, cuando finalmente decidió que no aspiraría a un tercertérmino en la Presidencia, Washington compartió las siguientes palabras,tomadas de su mensaje de despedida que circuló en periódicos a través delos Estados Unidos y que reflejan sus valores federalistas:Es importante . . . que el hábito del pensamiento enun país libre inspire precaución en aquellosencomendados con su administración para que selimiten dentro de sus respectivas esferasconstitucionales, evitando en el ejercicio de lospoderes de un departamento [del gobierno] que seextralimite en [los poderes] de otro. El espíritu de laextralimitación tiende a consolidar los poderes detodos los departamentos [del gobierno] en uno [solo]y de esta forma crear, cualquiera que sea la forma delgobierno, un verdadero despotismo. Una estimaciónjusta de ese amor por el poder y tendencia a abusarloque predomina en el corazón humano es suficientepara satisfacernos de la verdad de esta posición.Abraham Lincoln, quien nunca conoció a Washington, nació en sumapobreza. Su intelecto y perseverancia, sin embargo, lo llevaron aconvertirse en excelente abogado y un gran orador. Durante la convenciónRepublicana de 1858 dijo su famosa frase “Una casa dividida contra símisma no se puede sostener”, refiriéndose a que el Gobierno de los EstadosUnidos no podría continuar unísono mientras los estados sureñospromoviesen la esclavitud y los del norte no. Luego, durante suincumbencia como Presidente durante la Guerra Civil, Lincoln aseguró lapermanencia de la Unión Americana y acabó con el mal de la esclavitud.

El 19 de noviembre de 1863, durante plena Guerra Civil, en elcementerio de Gettysburg, Lincoln dio su más famoso discurso — ElGettysburg Address — el cual duró sólo dos minutos y medio. Entiendoapropiado en esta ocasión leérselo a ustedes:Ochenta y siete años ha, nuestros padres crearon eneste continente una nueva nación, concebida bajo elsigno de la libertad y consagrada al principio de quetodos los hombres nacen iguales.

Estamos ahora envueltos en una vasta guerra civilque pone a prueba la idea de que esa nación, ocualquier otra así concebida y consagrada, pueda porlargo tiempo subsistir. Nos hemos reunido en laescena de una de las grandes batallas de esa guerra.Hemos acudido para dedicar parte del campo debatalla a que sirva de última morada de quienesdieron sus vidas para que la nación viviese. Esenteramente justo y propio que obremos de estemodo.

Con todo, a decir verdad, mal podríamos dedicar, niconsagrar, ni glorificar este campo. Los valientes,vivos aún o muertos ya, que aquí combatieron, lohan consagrado muy por encima de nuestros escasospoderes. El mundo apenas si advertirá o recordará loque aquí se diga, mas no podrá olvidar jamás lo queaquí hicieron aquellos. A los vivos nos corresponde,ante todo, dedicarnos a completar la obra que tannoblemente adelantaron los que aquí combatieron.Más bien, nos corresponde a nosotros dedicarnos ala ingente tarea que nos aguarda: que esos muertosvenerados inspiren en nosotros una mayor devocióna la causa por la cual dieron ellos la postrera suma desu fe; que aquí solemnemente proclamemos queestos muertos no habrán muerto en vano; que estanación, bajo la guía de Dios, vea renacer la libertad,y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para elpueblo no desaparezca de la faz de la tierra.La humildad y fe en lo divino del Presidente Washington, al igual quela firmeza del presidente Lincoln en preservar la unión Nacional bajo unaforma de gobierno democrática, son valores que todo Presidente de laNación debe tener. Más aún, son cualidades que cada uno de nosotros ennuestras propias vidas debemos emular.

Pongámonos ahora todos de pié en señal de respeto y admiración aestos dos grandes presidentes, Washington y Lincoln, al igual que a todosaquellos otros que hasta el día de hoy han seguido sus pasos.

¡Que Dios bendiga al Pueblo de Puerto Rico y la Nación Americana!Gracias.

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